sábado, 17 de noviembre de 2012

Adiós Felix

Tengo un viejo azadón en mi casa que compraron mis padres hace mucho tiempo. Tiene un fallo; el diámetro de la azada metálica no se corresponde al del astil de madera y es imposible cavar la tierra porque se sale. No me da la gana comprar otro astil, que sería lo más razonable. Tampoco lo utilizo demasiado, por lo que me da un poco igual que se salga. Si comprara uno que se adecuara al diámetro correcto quizá tendría que cavar más, y ¿para qué? La única manera de que “funcione” es sumergir el “conjunto” en agua un día antes. Al día siguiente la madera se ha dado de sí, y funciona a la perfección.

Bien, esta noche acabo de meter el azadón en agua, mañana tengo que enterrar a mi amigo Félix. (Es el de la foto, no vaya a ser…), nunca estuvo bueno del todo, nació mal. Nunca dio guerra, ni pidió más ni menos. Nunca fuimos íntimos, pero tampoco ajenos, dormimos muchas veces juntos, nos oímos respirar y hoy le tenido que quitar ese privilegio, el de respirar... Maldita sea.

Al final va a resultar que tengo éxito con las chicas y una de ellas se ha fijado en mí y no me deja ni a sol ni a sombra, lo malo es que es la parca maldita, que a cada paso que doy sigue estando ahí, sin faltar ni un día. Y recordándome que me espera. Lo bueno es que algún día me tendrá, jejejeje.

Va, adiós Félix. Nos vemos

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